Abrió los ojos, miró al techo.
Había dormido para soñar lo que no podía vivir.
Respiró profundo,
llenando sus pulmones del aire de un nuevo día, de la energía de un nuevo sol,
que aunque seguía siendo siempre el mismo, hoy había cambiado.
Despertó pensando que todo lo podía, podía dejar atrás,
podía olvidar, podía levantarse para reconstruir y renacer.
Encontró la locura en el lugar menos pensado, en ese lugar
en el que puede haber felicidad sin descubrir, en ese rincón, donde Luz era el
nombre que mejor le sentaba para esa transparencia infinita que sólo necesitaba
ser vista.
No quería llaves ni puertas cerradas, quería luces, quería
brillos, quería encontrar el oxígeno en el humo, ese que trae la paz...
Hoy el tiempo era sólo tiempo, el camino sólo se hacía
camino al andar, radiante por los siete costados.
Se dió vuelta mientras cerraba los ojos, mientras se tapaba,
mientras pensaba: "algún día este mundo será perfecto".
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