Por qué mirarnos con distintos ojos, escapando a la aceptación de las cosas como son, sin diferencias.
Por qué reírse sumergido en lo absurdo del pensamiento cerrado
de las verdades no cantadas
de las cosas no asumidas
de los miedos
de los rencores
de los olvidos.
Por qué burlarse, por qué mirarse con desprecio, por qué utilizar amargos prejuicios observando desde afuera realidades diferentes.
Todos vivimos.
Todos pasamos.
Todos sentimos.
¿No es mejor aceptar y acompañar?
Si sólo sale un solo Sol, y es el mismo para todos.
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